Miquel Puig: ''Los jóvenes cada vez se ven obligados a aceptar salarios más bajos''
Economista, escritor, colaborador en varios medios como La Vanguardia, TV3 o Catalunya Radio, actual regidor de Hacienda del Ayuntamiento de Falset, profesor universitario, Director General del CSUC y una década antes de la CCMA (2000-2002) se podría definir a Miquel Puig i Raposo (Tarragona, 1964) como un hombre polifacético y versátil que a lo largo de su vida laboral ha estado presente en muchos ámbitos profesionales. Sin pelos en la lengua, el economista atiende a Econogamers para hablar de algunos de sus libros (La salida del Laberinto, Un buen país no es un país low cost) la crisis, el proceso independentista y la coyuntura económica actual.
Pregunta: En referencia a su libro de ‘La salida del laberinto’ ¿qué cree que debe pasar para que los Gobiernos de España y Cataluña acaben apostando por un modelo intensivo basado en la industria?
Respuesta: Basado en la industria no. Un modelo intensivo más bien que apueste por una mano de obra más cualificada. Este es un tema de coste relativo de dos grupos de trabajadores: el grupo poco cualificado y el medianamente cualificado. En estos momentos la peculiaridad que tiene España a nivel europeo es que crea muchos puestos de trabajo, pero una proporción de poco cualificados enorme (el triple que cualquier país nórdico). Esto lo ha hecho siempre, pero desde que estamos saliendo de la crisis (desde 2014 hasta ahora) se vuelve a reproducir la creación de puestos de trabajo por la que entre los jóvenes el 30% es poco cualificado, cuando en cualquier país de Europa es del 10% o algo menos incluso. Sencillamente la mano de obra poco cualificada es muy barata aquí. Es tan barata que se puede hacer negocio con ello creando puestos de trabajo poco cualificados. Para solucionarlo, se deberían subir los salarios.
P: Usted dijo que el turismo tiene demasiado peso en la economía de España y Cataluña. ¿Cree que se debe redefinir a dónde queremos ir con este sector?
R: Yo no he dicho eso, no lo creo. El tema no es turismo sí o no. El problema es que una buena parte de nuestro turismo es de mano de obra barata. Y como sucede eso, una sociedad como España como más turística sea peor le va en temas de productividad, paro, abandono escolar y de bienestar. Por tanto, el problema no es reducir el peso del turismo, sino mejorarlo. En mi libro que antes has citado ya lo explico en una frase literal: más industria y mejor turismo.
P: Hay factores como los prejuicios sociales y raciales por el origen y la nacionalidad del inmigrante que también pueden tener una importancia. En ese sentido, usted dice que al final los inmigrantes acaban cogiendo los trabajos que nosotros no queremos, porque ofrecen una mano de obra barata.
R: La verdad es que los que están dispuestos a aceptar salarios más bajos – más cuando se escribió ese libro y no tanto ahora, donde las expectativas de los jóvenes son menores y cada vez hay más gente que acepta salarios más bajos – eran los inmigrantes, con sueldos muy por debajo del SMI. Aún ahora los casos de explotación más flagrantes siguen siendo con ellos, con condiciones laborales más o menos o ilegales del todo.
P: ¿Qué piensa de esta nueva tendencia que se da en los últimos años por la que muchos refugiados tienen carrera universitaria y que están dispuestos a trabajar pos salarios bajos?
R: Ahora estamos hablando de dos cosas diferentes. Una cosa es el refugiado y otra es el inmigrante. Los primeros son relativamente pocos y estamos obligados a acogerlos, pero ahora estamos hablando de los inmigrantes. No entiendo tu pregunta.
P: Los inmigrantes latinoamericanos, por centrarnos en un grupo, tienen un nivel de educación superior al del trabajo que finalmente realizan. Pueden hacer muchas más cosas que estar en un supermercado.
R: Es lo que dice la estadística española. Éstas, dicen que la estructura de formación de los trabajadores autóctonos se parece mucho a la estructura de los sitios de trabajo que tienen. Más o menos coincide. En cambio en los inmigrantes, sobre todo en el caso de los latinoamericanos, eso no se da. Hay una parte bastante importante de personas cualificadas que están trabajando en oficios poco cualificados. Esto es lo que se conoce como el fenómeno de la extra-formación; estar haciendo una tarea que no pide tanto como tienes. Un hecho que en España es especialmente grave, pero especialmente entre los inmigrantes.
P: ¿Qué valoración hace de la subida que ha anunciado el Gobierno del SMI? ¿Es suficiente?
R: Yo la celebro, aunque no sea suficiente. Pero es una subida bastante importante. Porque las cosas cambian poco a poco. Y por tanto si se cumple este anuncio que es a 4 años vista me parece un primer paso importante, en buena dirección. Los experimentos mejor con gaseosa. No se puede subir directamente un 30%, primero es mejor subirlo un 15% y después hacerlo otro 15%.
P: ¿Por qué hay tanta diferencia entre el SMI de países como Alemania o Francia (que superan los 1100€) y el de España?
R: Italia por ejemplo no tiene. Y respecto a la pregunta pues porque tienen la tradición, excepto Alemania, que lo tiene desde 2015. Pero Francia, Bélgica, Gran Bretaña… tienen unos SMI por tradición altos. Y los que no lo tienen, como Suiza, Austria o los nórdicos, tienen salarios mínimos de facto altísimos, lo que pasa es que lo hacen con negociación colectiva, lo pacta el sindicato y la patronal, a través de convenios.Después también hay tanta diferencia porque en España es un país en el que desde hace mucho tiempo, desde la crisis de los 80 concretamente, hay un consenso político entre izquierda y derecha (PSOE y PP) de que conviene crear muchos sitios de trabajo y que la manera de lograr esto es hacerlo barato.
Y esto no se ha movido desde aquí. El PSOE cuando ganó las elecciones en el 82 se encontró un SMI que había dejado la UCD, que a su vez venía de la época de Franco, que era un 74% del PIB per cápita español del momento. Los socialistas lo bajaron al 43%, cuando llegaron al poder eran neoliberales. Y Aznar después lo deja en el 33%. Desde entonces, volvió a subir al 40% pero sigue siendo muy bajo. Todo vale si creas puestos de trabajo, sin preguntarse qué consecuencias genera. Y por eso tenemos siempre más paro que ningún país.
P: ¿Por qué cree que los empresarios no valoran tanto la formación de los jóvenes?
R. De empresarios hay de todos los tipos y eso de que los empresarios no valoran la formación no me atrevería a decirlo así. Si tu vas y hablas con los industriales por norma general están desesperados porqué no encuentran personal cualificado, sobretodo de cualificaciones medianas. Están así ya que no encuentran informáticos, refiriéndome a toda la constelación que envuelve la informática como por ejemplo telecomunicaciones, físicos, matemáticos... Los echan mucho en falta. Claro, otra cosa es que haya muchos empresarios que se conforman con poca cosa, pero ese es un tema diferente.
Nosotros somos una mezcla de dos cosas. Somos un país vasco y unas islas baleares en un solo territorio. Tenemos cosas de unos y cosas de los otros y, por otra parte, tenemos dos tipos de empresarios, los industriales que compiten en todo el mundo, que saben que no pueden competir en precios con China o Marruecos y por lo tanto necesitan personal cualificado para tener éxito. El otro tipo de empresario sería el que no compite con los países anteriores, que podría ser de tipo turístico, y que se conforma con poca cosa siempre y cuando sea barato.
P: En referencia al tema de las pensiones, ¿como valora la subida que ha hecho el gobierno español de las pensiones mínimas este mes?
R. Lo valoro como un intento de "hacer callar a la calle". Están desesperados, ellos habían trazado un plan que consistía en una promesa electoral que hizo Rajoy hace 6 años, y que dijo que él nunca bajaría las pensiones y para ser coherente con esa promesa hizo una ley que les obligaba cada año a subirlas un 0,25%. Ellos contaban que no notarían los pensionistas que estaban perdiendo un casi un 1% de su pensión, y sí que lo acabaron notando. Han salido a la calle y son la base electoral del Partido Popular, con lo cual les pone en una difícil situación. Además, su ideología no les permite subir impuestos, y Europa no les deja hacer más déficit. En resumen, es una situación insostenible. No puedes emitir más deuda y no puede subir más impuestos, con lo cual la factura de las pensiones irá subiendo.
P. Insistiendo con las pensiones, ¿es usted defensor de que las pensiones del sistema tendrían que ir ligadas al índice de costo de vida?
R. No me atrevo a decirlo, no tengo suficientes conocimientos como para decir eso. Lo que si que es verdad es que la Constitución dice que los servicios públicos tienen que garantir que los pensionistas tengan una pensión digna. En consecuencia, las pensiones tienen que ir de la mano del nivel de vida, del PIB por cápita. Se pueden llegar a recortar, lo que no se puede permitir que es que dentro de 20 años como se está diciendo las pensiones hayan perdido una tercera parte de su poder adquisitivo. También hay que decir que los pensionistas han sido el colectivo mejor tratado durante la crisis, y la tasa de reposición entre el salario y la pensión que se obtiene es de las más altas de Europa. En un país donde todos nos tenemos que sacrificar, los pensionistas también.
P. Ha dicho que la base de votantes del Partido Popular son los pensionistas. ¿Qué ha pasado con la izquierda de este país para llegar a esta situación?
R. La izquierda en este país ha desaparecido. Desapareció en los años 80 en muchos países como España, Alemania o Francia. Los señores que manaban en ese momento eran neoliberales, que tenían el mercado y nada más en la cabeza. A Gran Bretaña, Tony Blair, por ejemplo. El Partido Socialista Británico se hizo de derechas porqué consideró que de esa manera ganaría las elecciones, y fue verdad.
Por otra parte, la gran mayoría de jubilados europeos son conservadores, por su propia psicología. Gente que tiene miedo al futuro porqué no se ve con fuerzas de reconstruir su propia vida. Quiere que el Estado cumpla el contrato que han firmado entre el pensionista y él, sin experimentos. Seguramente el PSOE sea tan conservador a raíz de que su base electoral también son jubilados y pensionistas.
P. Entiendo. Entonces, ¿qué propuestas se le podrían formular al pensionista para qué vote a fuerzas políticas de izquierdas?
R. Lo primero que tiene que hacer las izquierdas es existir (ríe) y presentar un programa que ellos crean posible, eso es lo más importante, tener un proyecto para el país, que sea inclusivo. A España el problema de la izquierda es que no se lo creen, están reprimidos por la derecha, que creó una estructura gubernamental que ha dominado hasta ahora el pensamiento occidental. Este pensamiento es que el Estado tiene que ser pequeño y los mercados regulados y los impuestos bajo, en nombre de la libertad
P. Ha hecho una afirmación en la cual ha dicho que los pensionistas han sido el colectivo menos afectado por la crisis. ¿Cual ha sido el más afectado, el que ha sufrido más las consecuencias?
R. Yo creo que los jóvenes. Estáis en una situación muy difícil. Os han creado unas expectativas enormes, porque normalmente sois hijos únicos. Estos tienen altas probabilidades de ser hiper protegidos y educados. Se les ha dicho que el mundo está muy bien y que todo es relativamente fácil. Cuando llegáis al mercado laboral, os encontráis con que este se ha derrumbado y que ha subido mucho el precio del inmueble, que es una parte considerable de los gastos de una persona que se quiera emancipar. Es una horquilla bastante considerable. Si os fijáis, ha sido en beneficio de la generación más mayor. Yo creo que los jóvenes sois los principales perjudicados de esta crisis. Los jubilados han sido los mimados.
P: Un par de preguntas sobre el Procés. ¿En el caso de que Catalunya se convirtiera en un país independiente, dejaría de ser un país low cost?
R: Es una decisión política. El nivel de desigualdad es una elección que hace cada país. ¿Qué elegirá Catalunya? Si elige ser muy desigual, ¿elegirá ser como Irlanda o como EE.UU. o como Suecia? Dependerá de los catalanes. Conozco a muchos que les encantaría ser como EE.UU. (ríe). Y también conozco a otros, quizá no tan articulados, que querrían que fuera como Suecia. Depende. Esto no está escrito. Cada país lo elige. Uno de los grandes éxitos del neoliberalismo es esa fórmula que dice “there is no alternative”. Las cosas se han hecho porque el mercado manda, y si no haces lo que dice el mercado solo produces paro y estas cosas. Pero la verdad no es así. Tu vas a los países occidentales y ves que el nivel de prosperidad y el nivel de desigualdad es muy diverso. Cada país elige como se coloca dentro de un cuadro donde hay prosperidad y desigualdad.
P: ¿Y cómo lo elige?
R: Intelectualmente. Es una decisión colectiva. Son decisiones de líderes, intelectuales, gente que opina. Son muy difíciles de mover. Los líderes son gente que cambia un poco el consenso. ¿Y qué saldría en Catalunya? No lo sé. Cataluña siempre ha sido más igualitario que España, pero sin exagerar. No nos engañemos. El sistema educativo catalán es un sistema educativo muy poco inclusivo. En Suiza, el amo de la fábrica, el contable y la señora de la limpieza llevan al hijo al mismo colegio. Y eso no se discute. Si los tres envían al hijo al mismo colegio, y los tres hijos son amigos, es natural que todo el sistema político suizo trate bien a los de abajo. ¿Y por qué lo hacen? Pues porque entre otras cosas, el hijo de los de abajo es amigo del hijo del amo, y porque el amo piensa que quizás su hijo acaba de conserje de una empresa, porque todos van al mismo colegio y todos compiten igual. Por eso es una sociedad que trata tan bien a todos. En Cataluña no podemos decir que el amo, el contable y la mujer de la limpieza lleven al hijo al mismo colegio. No lo llevan a un colegio muy diferente, hay que decir. También es verdad que los resultados educativos no son muy diferentes, y tampoco es que estemos tan mal. Pero hombre, esto no es Suiza.
P: Si volvemos al 2012, en Catalunya se luchaba por conseguir una fiscalidad lo más ventajosa posible, el conocido como pacto fiscal. ¿Qué cree que habría pasado si el Estado le hubiese concedido esta fiscalidad a Catalunya? ¿En qué situación estaríamos ahora?
R: Hombre, depende de cómo lo hubiese hecho, pero yo creo que con bastante menos, del independentismo no se volvería a hablar hasta dentro de una generación. Es decir, yo creo que si en el año 2012, o incluso 2014, se hubiese hecho un referéndum como quería Salmon (líder del partido nacionalista escocés), con tres preguntas: statu quo, independencia o devomax, habría ganado la del medio. Y con la del medio, en mi modesta opinión, yo creo que no habríamos vuelto a hablar del tema hasta dentro de una generación. Porque al final es un pacto, y los pactos los hace cada generación. La del 78 hizo un pacto, y como ahora ya es otra generación, está todo cuestionado, porque la nueva generación dice que esto no les gusta. Por lo tanto, hay que rehacer el contrato social, y yo creo que los contratos sociales, si están bien hechos, duran como mínimo una generación.
P: ¿Qué implicaría, a nivel económico, para la industria catalana, tener un nivel de autonomía más elevado?
R: Si tienes más autonomía tienes más capacidad para hacer cosas diferentes. A partir de aquí, depende de lo que hagan los líderes y políticos catalanes. Que tú ganes autonomía no quiere decir que vayas mejor. Yo he ido con mucho cuidado de decir “la independencia garantiza más prosperidad, más igualdad”. De ninguna manera. La independencia garantiza más capacidad de hacer cosas diferentes, en una dirección u otra. No se puede decir si Catalunya iría mejor o peor. Yo creo que iría mejor, pero como científico no puedo decirlo. Depende. Yo pienso que iría mejor por una senzilla razón: porque los líderes catalanes perderían la excusa de decir “es que vamos mal por culpa de España, del Gobierno de Madrid, etc.”. La gente mejora cuando la confrontas con su responsabilidad. Mientras la gente tiene excusas, justificadas tal vez, pero excusas, al fin y al cabo, no hace el esfuerzo. Yo pienso que cuando tú ganas responsabilidad, tienes tendencia a hacerlo mejor, pero no es garantía.
P: ¿Pero usted cree que la independencia responde solo a una cuestión económica, o hay más cuestiones?
R: No, no responde fundamentalmente a una cuestión económica. La cuestión económica jugó un papel sobre todo al comienzo, podría haber sido un factor inhibidor, pero es un papel, de tantos. Hay más un rechazo al sistema del 78, a la clase política, a unos partidos que se identifican con la corrupción, con una relación con Catalunya que se identifica con el menosprecio… Es una cuestión de orgullo herido, de humillación, que no tanto económica. Me parece a mí. La gente no se enfrenta a la policía porque piense que de esta manera el déficit fiscal se va a reducir.