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Reseña sobre el Libro Prohibido de la economía, Espasa 2015


El Libro prohibido de la economía es un libro que hay que leer sí o sí, independientemente de si estás o no de acuerdo con el autor, porque permite al lector reflexionar sobre una realidad de la que todos formamos parte y que nos afecta a todos. He seleccionado varios temas que el autor trata a lo largo del libro y los comentaré y analizaré de forma crítica.

El marketing no miente

“El marketing no cuenta mentiras. La información está siempre ahí, al alcance del cliente. Todo cuanto el marketing esgrime puede ser corroborado o comprobado. El marketing no puede mentir".

No estoy de acuerdo con el autor. El marketing sí que miente, pero lo hace de una manera muy sutil. El mundo del marketing es un sector especializado en contar historias, y el secreto de que esas historias triunfen entre los consumidores radica en el uso de mentiras o verdades parciales en las que se cree y son mejor aceptadas que los hechos fidedignos. No obstante, me parece correcta la versión prohibida de marketing que nos propone el autor: “El marketing se ha convertido en «cómo engañar sin mentir”.

Pirámide de Maslow

Versión oficial: La pirámide de Maslow es una jerarquía de necesidades humanas donde se describe que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).

Versión prohibida: Método para calcular cuánto cobrar por cada una de las necesidades accesorias que las marcas incorporan a un producto.

Considero que la teoría de la pirámide de Maslow está muy enfocada en los hombres y no tiene tan en cuenta a las mujeres. Los hombres tendemos a ordenar, clasificar y jerarquizar el mundo que nos rodea y nuestro mundo interno, sentimientos y necesidades. Entonces, tiene sentido que el marketing busque cobrar a los hombres por cada una de las necesidades accesorias que las marcas incorporan a un producto.

Pero, por otro lado, las mujeres no funcionan como los hombres: Las mujeres tienen una mente más sensible que los hombres, y están en una deriva constante por sus sentimientos y sus ciclos hormonales. Una mujer, con una mente así, no ordena sus prioridades en absoluto.

Creo que para la mujer no tiene sentido ordenar las necesidades por que la mujer las siente todas al mimo tiempo. Por lo tanto, el marketing no puede utilizar la misma estrategia para vender sus productos a los dos sexos.

El Big Data y su control

“Mi recomendación es que se olvide de escapar a este control. No lo conseguirá. Es imposible. Estamos en la era de la información y es cada vez más difícil comprar, suscribir servicios o consumir sin hacer públicos parte de nuestros datos”.

No estoy de acuerdo en que sea imposible escapar del control del Big Data, hay maneras de lograrlo, pero para hacerlo es necesaria una gran transformación tecnológica. Tal y como plantea el foro METABODY (2015, Madrid), la solución pasa por “reapropiarse de las tecnologías y reinventarlas desde el cuerpo y el movimiento, poniendo el énfasis en la riqueza expresiva, frente a la simplificación que inducen las interfaces de la comunicación”. El proyecto también propone responder desde la cultura a la homogeneización de la tecnología.

Ser engullido por el Big Data no es una consecuencia, es una decisión. Una persona puede buscar alternativas para que las empresas no tengan el poder que emana de sus datos personales.

Responsabilidad de las marcas

“Y las marcas tienen otras responsabilidades más allá de la de vender y lograr beneficios. Hay que ser responsables y contribuir con industrias y sectores donde sea un gustazo escoger, comprar y consumir".

Estoy de acuerdo con el autor de que las marcas tienen otras responsabilidades más allá de la de vender y lograr beneficios. Estudios recientes como el de Havas Worldwide (2016) han demostrado que los consumidores, cada vez más, esperan de las empresas una mayor responsabilidad social corporativa.

Prescriptor

Versión oficial: Profesional que recomienda a una empresa y/o sus productos o servicios por convencimiento y bondad del fabricante o marca.

Versión prohibida: Comisionista freelance.

A mi parecer, el autor es muy duro con el concepto de prescriptor y me parece atrevido por su parte calificarlo como un comisionista freelance. El autor no tiene en cuenta que siempre que el cliente sepa que tú estás recomendando un producto o servicio porque de alguna manera representas a ese proveedor, es una forma de distribución más y es licita. El problema viene cuando el cliente no dispone de ese conocimiento, entonces sí que estoy de acuerdo con el autor.

Una de las exigencias para un prescriptor tendría que ser que nos recomiende sin ningún tipo de remuneración económica como contrapartida, más allá de nuestra gratitud personal. El prescriptor recomienda porque conoce los puntos fuertes de tu oferta y tiene la seguridad que quedará bien recomendándote. Así que un prescriptor no es un comisionista.

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